miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿Qué consecuencia tuvieron la ocupación de la araucania?


La tranquilidad que, en general, reinaba en la frontera del Biobío y las relaciones que existían entre los habitantes de uno y otro lado, permitieron el avance colonizador de la Araucanía.
En la Depresión Intermedia al sur del Biobío, algunos intrépidos campesinos y agricultores se habían establecido, comprando, arrendando o simplemente quitándoles sus tierras a los indios (llamados indios, por los colonizadores, que creian haber descubierto las Indias, ignorando que son mapuches, no araucanos, que tambien es palabra del conquistador)(aclaracion aparte ;-). En el sector costero, la existencia del fuerte de Arauco y la explotación del carbón de piedra aseguraban otra línea de penetración. 
Durante el gobierno de don José Joaquín Pérez se inició la acción oficial para incorporar la Araucanía con el apoyo de las armas. El realizador de aquella empresa fue el coronel Cornelio Saavedra, que en corto plazo ocupó hasta el río Malleco, volviendo a fundar la ciudad de Angol.

 Por la costa avanzó hasta el río Toltén.
Este primer avance se ejecutó con escaso derramamiento de sangre, pero luego hubo una sublevación de los mapuches cercanos al río Malleco, que obedecían al cacique Quilapán. Derrotados los naturales, la ocupación se detuvo por algunos años; pero al estallar la Guerra del Pacífico, el avance se había reanudado hasta la línea del río Traiguén.


El conflicto con el Perú y Bolivia significó debilitar el ejército de la Araucanía y ese hecho fue aprovechado por los mapuches para lanzar algunos ataques contra los puestos fronterizos.
Al concluir la campaña de Lima, que virtualmente puso término a la guerra, se pudo reiniciar la ocupación. Las tropas avanzaron hasta el río Cautín y se fundó la ciudad de Temuco.
El coronel Gregorio Urrutia fue el encargado de ocupar el territorio que restaba. Levantó diversos fuertes y prosiguió hasta el lago Villarrica, donde fundó de nuevo la ciudad del mismo nombre.
Así quedaba concluida una tarea que habían iniciado los españoles hacía más de 300 años.


Tras la consolidación de la independencia de Chile, una de las primeras preocupaciones de la naciente República fue reconocer el territorio sobre el cual ejercería soberanía e incorporar aquellas regiones que estaban marginadas, como la zona comprendida entre los ríos Bíobio y Toltén. Acá vivían más de 190 mil indígenas entre pueblos pehuenche y mapuche que, desde el siglo XVIII se encontraban en un difuso proceso de colonización espontánea, intercambio comercial y migraciones. En este contexto se estaba cuando se realizó en 1825, el Parlamento de Tapihue entre autoridades del gobierno y el pueblo

Durante dos décadas se respetaron los acuerdos establecidos en el Parlamento, sin embargo la guerra civil de 1851, generó un nuevo espacio de confrontación entre chilenos y mapuches. José María de la Cruz, líder del movimiento golpista liberal se alió con importantes lonkos y clanes de la Araucanía para derrocar al entonces presidente Manuel Montt, bajo la promesa de respetar su autonomía en el caso que ellos llegaran al poder. Esto motivó a que en 1852, el presidente Manuel Montt, luego de aplacar las rebeliones, tomara las primeras medidas para incorporar al territorio de la Araucanía bajo soberanía chilena. Así, se creó la provincia de Arauco que comprendía los territorios indígenas entre el Bío-Bío y el norte de la provincia de Valdivia y dispuso una norma que protegía la propiedad indígena. Sin embargo, este último aspecto quedó sólo en el papel,ya que la apropiación indebida continuó desarrollándose por parte de unos pocos especuladores que acumularon inmensos territorios conseguidos de manera fraudulenta y distintas argucias.


En este escenario no era de extrañar que en 1859, los mapuches se volvieran a aliar con las tropas liberales en contra de los conservadores, lo que causó importantes daños a los pueblos recientemente fundados como Santa Bárbara, San Carlos o Nacimiento y a las tierras de las haciendas establecidas en la región. La violencia de este alzamiento llevó a la opinión pública a presionar a las autoridades a encontrar soluciones definitivas a este conflicto. En este complejo escenario, la aparición del francés Orélie Antoine de Tounens no vino sino a acelerar un proceso que ya era inminente.



En 1871, la pacificación quedó en manos del general Basilio Urrutia quien logró avanzar hacia Traiguén (1878) fundando un fuerte con el mismo nombre y trasladando la frontera hacia esa zona. Durante este período, las fuerzas mapuches prácticamente no se pronunciaron debido a que quedaron fuertemente debilitadas, lo que permitió realizar tareas agrícolas y ganaderas, montar aserraderos y dar impulsos a los precarios campamentos surgidos bajo el amparo de los fuertes.

El estallido de la Guerra del Pacífico generó un nuevo escenario para la ocupación. El general Basilio Urrutia fue llamado por el gobierno a asumir el cargo de Ministro de Guerra y Marina y las tropas fueron retiradas de la Araucanía. En su reemplazo se movilizaron fuerzas civiles de los pueblos fronterizos, lo que provocó que en 1881 se realizara un sangriento alzamiento general. 


Sin embargo, el fin de la Guerra contra Perú y Bolivia implicó que todas las energías gubernamentales y militares estuvieran orientadas hacia la incorporación absoluta de la región de Arauco. Por esto el presidente Domingo Santa María, instruyó a al coronel Gregorio Urrutia anexar en el tiempo más corto posible estos territorios a la República de Chile. 


La campaña de 1882 y 1883 reprimió fuertemente a últimos reductos “insurrectos”, quienes no tuvieron más opción que escapar hacia zonas 
pre cordilleranas

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